Un día, de repente, dejó de sonreír.
Un día, de repente, dejó de ser ella.
Un día, de repente, se quedó muda.
Un día, de repente, se miraba al espejo y no se conocía.
Voces que la callaban, que la atormentaban y que se imponían sobre ella.
Un día de repente, dejó de conocer a aquel a quien idealizaba, sin embargo, esa persona por el contrario la horrorizaba.
Eran bella y bestia de repente, y así se sentía ella.
Atrapada sin poder hablar, atrapada sin saber cómo escapar.